sábado, 23 de junio de 2018

La atención: un recurso para el aula

La atención representa  uno de los factores cruciales en la crisis educativa actual. Su orientación guiada a través de los actos voluntarios nos conduce a la concentración. Y ello requiere preparación.

Analicemos qué revela  la moderna neurociencia cognitiva sobre su localización en el cerebro, la existencia de ciclos clave, la influencia de componentes químicos y biológicos o los  factores que centran nuestra atención.
Localización en el cerebro
La atención constituye una focalización de nuestra consciencia que permite filtrar la información de forma adecuada. Como la atención está integrada por componentes perceptivos, motrices y motivacionales su neuroanatomía se distribuye en diferentes regiones cerebrales, subcorticales y corticales (ver figura 1)
         Figura 1.Diferentes áreas del cerebro implicadas en captar y centrar la
            Figura 1. Diferentes áreas del cerebro implicadas en captar y centrar la  atención: lóbulo frontal, cuerpo calloso, tálamo, núcleo pulvinar, córtex parietal posterior, sistema activador reticular y colículo superior.1
Asumiendo los diferentes tipos en los que se puede clasificar la atención, la atención selectiva  es el proceso en el que se responde a un estímulo o tarea y se ignoran otras. Ante el asedio de estímulos sensoriales a los que somos sometidos, la atención filtra la información recibida, precediendo y desempeñando un papel fundamental en la percepción, la acción y la memoria. El hecho de que algunas regiones cerebrales que intervienen en el comportamiento voluntario también intervengan en procesos de atención, confirma su función decisiva en la unidad de la experiencia consciente.2 Nuestro organismo requiere un mecanismo neuronal que lo regule y lo focalice dado que la capacidad de nuestro cerebro para procesar información sensorial es más limitada que la capacidad de sus receptores para captar el entorno, es decir, la información entrante supera la capacidad de procesamiento de nuestro sistema nervioso. Ese mecanismo imprescindible es la atención.
Los ciclos de la atención


Existen ciclos clave de nuestro cerebro (ver figura 2) que oscilan entre 90 y 110 minutos y nos permiten mantener la atención. Diversos estudios demuestran que la atención sostenida sólo puede mantenerse durante cortos períodos de tiempo que no superan los 15 minutos. Aparece el factor temporal como una variable decisiva en el aprendizaje y es que, además, a nivel neuronal, se requiere tiempo para fortalecer las sinapsis y no tener que responder a otros estímulos generados. Como el aprendizaje de nuevos conceptos o destrezas requiere un tiempo de procesamiento y asimilación, los docentes deberíamos organizar nuestros contenidos en bloques que no superaran los 20 minutos. Después de cada bloque, para facilitar el aprendizaje y optimizar los ciclos de atención, deberíamos invertir unos minutos en reflexionar sobre lo explicado o en descansar.
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 Figura 2. Actividad eléctrica durante los estados de ondas cerebrales (cps: ciclos por segundo). Beta: actividad alta, Alfa: alerta relajada, Theta: susceptibilidad profunda, Delta: no consciente. Las ondas cerebrales facilitan la sincronización neuronal y así se puede enfocar la mente.1
Factores químicos y genéticos
Los neurotransmisores, las hormonas y los genes tienen una influencia importante en la atención. Cuando estamos distraídos, los niveles de norepinefrina (noradrenalina), una sustancia química importante para el control de la atención y la impulsividad que puede actuar como hormona cuando es segregada en respuesta al estrés, suelen ser bajos. Los niveles de acetilcolina, un neurotransmisor asociado a la somnolencia que es importante en la estimulación del tejido muscular, suelen ser más altos durante la noche. Asimismo, en estados de alerta, los niveles de la hormona adrenalina son mayores y, en situaciones de estrés, los niveles de la hormona cortisol aumentan considerablemente.
Existe un vínculo genético entre las conductas impulsivas que buscan lo novedoso con la dopamina, un neurotransmisor fundamental en el control de la atención y en la potenciación a largo plazo. Muchos niños presentan síntomas parecidos al TDAH (Trastorno con Déficit de Atención por Hiperactividad) como consecuencia de la falta de madurez de la corteza prefrontal. El desarrollo más lento del lóbulo frontal puede conllevar una mayor dificultad para mantener la atención e inhibir conductas inapropiadas. En niños con TDAH  (la facilidad con la que se diagnostican los casos de déficit de atención es preocupante) se ha observado un tamaño más reducido de la región del sistema límbico conocida como núcleo accumbens que está asociada a los circuitos de recompensa. La dopamina interviene en estos circuitos y muestra la influencia  de  los estados de ánimo en la atención.
Factores que optimizan la atención
Mediante el aprendizaje emocional podemos ayudar a nuestros alumnos a mejorar el autocontrol y permitirles adquirir la autodisciplina necesaria para mejorar la atención. El mayor conocimiento sobre uno mismo facilita mejores respuestas ante situaciones estresantes y un mayor control sobre los actos impulsivos. Lamentablemente, la exigencia para alcanzar los éxitos académicos puede generar gran estrés. Como comentábamos en un artículo anterior (gimnasia-mental), en un estado relajado la atención y la memoria se encuentran en una situación favorable para facilitar el aprendizaje. Ahora bien, los docentes no hemos de pretender que nuestros alumnos presten atención basándose, únicamente, en su fuerza de voluntad. Asumiendo que la perseverancia y el sentido del deber (poco asumido en una cultura del éxito sin esfuerzo) desempeñan un papel importante en la realización de tareas, hemos de intentar generar procesos de atención espontánea a través de la motivación. Y aunque la atención continua  sólo se puede mantener durante un período de tiempo limitado, aspiramos a optimizar los intervalos en los que se mantiene.
Las nuevas técnicas de visualización del cerebro, analizando la activación de sus diferentes regiones, demuestran que capta nuestra atención lo novedoso, lo relevante, el contexto emocional en el que nos encontramos, los estímulos visuales, las recompensas o todo aquello que nos resulta sorprendente. Lo novedoso atrae nuestra atención porque hay zonas de la neocorteza cerebral que se  bloquean (disonancia cognitiva) cuando aparece información  discordante y, aunque nos reafirmemos continuamente en nuestras ideas, somos seres curiosos.
Podemos considerar algo relevante  al observar a otras personas involucradas en tareas que estamos realizando, una confirmación más de que somos seres sociales. Cuando algo nos resulta sorprendente, se capta la atención como consecuencia de la activación de la vía mesolímbica4, la vía de la recompensa y el placer. Su activación aumenta si la recompensa es inesperada. O cuando nos mantenemos en un estado de alerta (por ejemplo, al recibir estímulos visuales como imágenes en movimiento o estímulos sonoros que provoquen contraste), a través del sistema activador reticular ascendente (SARA,ver figura 3), la alerta permite recuperar la atención. Estos son algunos factores que tienen una gran influencia en los procesos de atención. La lista se puede complementar considerando desde los componentes nutricionales, pasando por factores asociados al ejercicio físico,…
Figura 3. El SARA es una especie de red neuronal que ejerce una influencia excitadora en todo el cerebro Figura 3. El SARA es una especie de red neuronal que ejerce una influencia excitadora en todo el cerebro.
Conclusiones finales
Los docentes sabemos que hemos de actuar manipulando los procesos de atención y consciencia de nuestros alumnos como hacen los artistas de la magia con sus espectadores. La experiencia en el aula para nuestros alumnos ha de resultar emocionante y, para ello, nada mejor que relacionar los contenidos académicos con experiencias cercanas de la vida cotidiana. En la vida real, tantas veces alejada de la vida académica, el progreso se alcanza como consecuencia de la resolución de problemas de una forma cooperativa. Y ello requiere deseos, motivaciones, recompensas, en definitiva, activación y eficiencia cerebral, aunque cambiar patrones de conducta no es un proceso fácil. La educación que permite optimizar la atención alcanza la excelencia.
Jesús C. Guillén
https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/03/04/la-atencion-un-recurso-limitado/?blogsub=confirming#blog_subscription-4
1 Jensen, Eric, Teaching with the brain in mind, Association for Supervision and Curriculum Development, 1998.
2 Kandel, Eric, En busca de la memoria, Katz, 2007
Para saber más:
Jensen, Eric, Cerebro y aprendizaje: competencias e implicaciones educativas, Narcea, 2004.
Marina, José Antonio, El cerebro infantil: la gran oportunidad, Ariel, 2011
Programa de televisión Tres14, Prestar atención, emitido el 5-4-2010:
M. Posner, S. Petersen,”The attention system of the human brain”, Annual Reviews of Neuroscience,1990.

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